lunes, 3 de octubre de 2011

Pronunciamiento de las III Jornadas Andino-Mesoamericanas

México Tenochtitlán, 30 de septiembre de 2011.

SOBRE LO COMÚN

Nos alberga el horizonte del Pachakuti, el horizonte del Sumaj  Kausay. Los entramados comunitarios adoptan y adaptan elementos de lo moderno, los pueblos indígenas crean  y recrean. Tenemos el desafío de pensar la recomposición y organización pública del nosotros. Lo plurinacional no puede ser un aditamento del estado liberal.

Están en crisis los modelos universales, desde las experiencias de los pueblos deben salir nuevas alternativas, formas de organizarnos y gestionar lo común. Advertimos la crisis de un modelo que en nombre de universales como la humanidad atentan contra la diversidad y las formas concretas de la vida humana, animal y vegetal.

Nuevas y múltiples voces indígenas nos interpelan ante la crisis de las izquierdas y de los nacionalismos populares. La lógica liberal de lo político no nos basta, porque desorganiza a la sociedad y concentra el poder.

Los procesos de autonomía de los pueblos indígenas resquebrajan el modelo hegemónico del estado nación, lo erosionan. Autoafirmarse en la autonomía nos coloca en la urgencia de pensar en la reconstrucción múltiple de lo público, que no puede reducirse a lo estatal.

Reivindicamos la práctica organizativa propia de los pueblos indígenas, las formas de la comunalidad, las experiencias diversas de organizarse en colectivo, como la Minga en Colombia.

La vida está en riesgo y en particular los pueblos indígenas están en riesgo. Los saberes de todos los pueblos son esenciales para la vida. Es necesario superar una manera de pensar y actuar que está destruyendo el planeta. El llamado de los pueblos indígenas es a defender la vida para todas y entre todos.
Las mujeres indígenas y urbanas tenemos que romper la matriz liberal del feminismo hegemónico, no partir de una concepción individualista de la persona sino fortalecer nuestra capacidad de autonomía personal en el marco de la construcción de la autonomía colectiva.

Este sistema que estamos combatiendo está utilizando a las mujeres como objetivo de desestructuración y como objetivo de guerra. Es necesario considerar la fuerza de las mujeres en igualdad a la de los hombres en nuestras luchas.

Los jóvenes son valiosos e imprescindibles para la transformación social, ellos deben aportar sus ideas y creatividad, deben tener oportunidad de formarse y participar, sean hombres y mujeres. ¿Hasta cuándo vamos a ser países de resistencia?

Los estudiantes observan con preocupación la crisis de la academia, y cuestionan el modo paternalista en que trabaja con los pueblos indígenas.  Es necesario preguntarse cómo acompañar y elaborar una reflexión teórica junto con las comunidades indígenas.

Debe de existir un diálogo no solo de la palabra, sino del corazón, no solo de la academia sino también desde los pueblos. No debe quedarse en la teoría. Para comprender la realidad de los pueblos no vale quedarse en los libros, sino que hay que ir allá.

Las voces migrantes nos convocan a experimentar cómo subvertimos las fronteras legales y culturales, nos apropiamos de las lenguas y creamos posibilidades de encuentros, de redes y de transformación, de contagio unos con otros.
Celebramos todas las experiencias de comunicación que dan voz a los movimientos y a los pueblos indígenas. Denunciamos la represión de la que son objeto los medios alternativos y las radios comunitarias.
CONTRA LA GUERRA Y EN DEFENSA DE LA TIERRA
La tierra y el territorio es el tema principal que preocupa a todos los pueblos indígenas. Los conflictos socioambientales son cada vez más extendidos en todos los países. Algunas experiencias muestran que la organización de la gente ha hecho retroceder a las empresas mineras y del agro negocio. Pero la expoliación avanza sobre los recursos naturales del territorio. Es imprescindible articularse en red en toda América, tal como la CONACAMI hace en el Perú.

En nuestros países hay guerra contra los entramados comunitarios. La violencia y el desplazamiento de poblaciones forma parte de la estrategia del sistema capitalista, que adopta la forma de un extractivismo ampliado y depredador sobre nuestros territorios, practicado tanto por los gobiernos progresistas como por los reaccionarios.

Enfrentamos la crucial batalla por recuperar nuestras tierras, lagos y ríos expropiados. Es la tierra y nuestro acceso a ella la base de la reconstrucción de nuestras posibilidades de vida.

Enfrentamos el gran problema del agua, porque peligra la vida en el planeta. Es imprescindible impulsar un sistema de pensamiento y práctica para que nuestros recursos hídricos pervivan y sean regenerados con el trabajo colectivo practicado ancestralmente.

Rechazamos los proyectos extractivos. Condenamos las políticas que se orientan a la alteración mercantil de la vida a través de los productos transgénicos. Exigimos modelos de desarrollo productivos sobre la base del Buen Vivir, en paz y en armonía con la naturaleza.

Nos pronunciamos contra la criminalización de las luchas, la persecución de dirigentes, las amenazas a la población. Exigimos la derogación de las órdenes de captura contra los integrantes de los movimientos sociales.

Denunciamos las estrategias contrainsurgentes, la militarización y la paramilitarización de nuestros territorios que busca contraponer indios contra indios, e indios contra intereses populares, desviando nuestra atención de los verdaderos enemigos que son los intereses de los estados al servicio del capital.

La inseguridad es un gran negocio. Por ello, celebramos la capacidad de autogestión de los pueblos en temas de seguridad. Nadie nos va a proteger si no lo hacemos nosotros mismos.

Denunciamos la acción paramilitar impune en San Juan Copala,  las estrategias contrainsurgentes que padecen las comunidades zapatistas y los pueblos de todo México  y del continente que luchan por su autonomía. Apoyamos la demanda de la Las Abejas interpuesta ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en la que se denuncia el crimen de lesa humanidad cometido en Acteal, Chiapas, en 1997. Exigimos el cumplimento de los acuerdos de San Andrés, firmados en 1996 entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y el gobierno mexicano.

Proponemos crear un Tribunal que juzgue todos los casos de impunidad y violación a los derechos humanos en contra de los pueblos indígenas.
Denunciamos la política migratoria del gobierno mexicano contra los pobres del mundo que demuestra estar totalmente subordinada a la de Estados Unidos, con la consiguiente pérdida de soberanía.

Al gobierno boliviano le pedimos que no traicione las luchas de los pueblos que perviven, hemos tenido la oportunidad histórica para cambiar la sociedad, pero no basta con que los indios lleguemos a la Presidencia, necesitamos un proyecto de vida diferente que respete a los pueblos y comunidades.
ACORDAMOS TEJERNOS COMO RED

Nos comprometemos a articularnos y a llevar a  nuestros entornos estas reflexiones para que no queden en papel, sino que tengan consecuencias prácticas, cada quien compartiendo en sus espacios y aportando al colectivo lo que puede ofrecer.

Constituyamos una red de debate y de acción ante la usurpación de los recursos de los pueblos indígenas donde todos estemos comunicados y podamos actuar defendiéndonos unos a otros. Esta red debe estar en muchos idiomas: español, portugués, inglés… pero también en las lenguas originarias. Si no hablamos nuestras lenguas castramos nuestra posibilidad de pensar diferente a la lengua dominante.

Somos nosotros que permitimos que este sistema neoliberal funcione.

Debemos transformar nuestros hábitos en los espacios urbanos, las acciones de la vida cotidiana, revisar nuestras formas de consumo. Contra los transgénicos, por la soberanía alimentaria.

Une a nuestros corazones la lucha antisistémica. Son diversas las formas específicas en que luchamos. La red se tiene que hacer en función de este objetivo mayor aunque el camino cada quien lo ve de diferente manera, algunos a través de elecciones, otros no, pero podemos caminar juntos contra este sistema capitalista neoliberal. No podemos pensar en acciones únicas ni un plan, sino como mujeres y como hombres tenemos que ir trabajando en nuestros territorios y en nuestras trincheras para desalambrar los corazones, para desalambrarnos nosotros y ayudar a desalambrarse a los demás.

En casi todas las mesas se reconocieron las contradicciones internas de los procesos. No hay ningún pueblo que no tenga contradicciones. Hay que hacer una pausa para reflexionar sobre los errores y equivocaciones que hemos cometido. Hemos sido arrogantes, machistas, autoritarios, vanidosos como lo son todos los otros.

Este evento y todas las participaciones vinieron a hablarnos con su corazón y todos vinimos a aprender unos de otros y nos sentimos hermanados con todas las luchas de nuestra América.

Acogidos para este encuentro en un espacio público y con apoyo universitario nos pronunciamos por la defensa a ultranza del derecho a la educación pública y gratuita y de calidad, en todos sus niveles, para todas y todos en todos los países.

Nos manifestamos en contra de las fronteras de los estados, nuestras luchas van más allá de las demarcaciones territoriales del poder que pretende dividirnos.

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